Costa de Ribadeo: tensa calma

Entre el mar y la montaña, nada invita a sospechar de la interminable batalla entre elementos que se libra tras estas llanuras costeras. Cubiertas de pastos verdes, la vida en ellas parece tranquila y su aparente paz invita al retiro. Bajo su inmenso cielo, la sensación de lejanía y aislamiento sólo se interrumpe por la escasas viviendas que salpican el paisaje como si alguien las hubiera olvidado allí.

En este lugar que vive entre tormentas, la calma es una ilusión efímera que silencia levemente la tensa lucha que libran el viento y el mar contra la tierra. Protegida por desafiantes acantilados de formas monumentales, la marina lucense se defiende de las olas embravecidas que centímetro a centímetro van labrando su costa, esculpiendo sus rocas con figuras caprichosas y limando la arena de sus espectaculares playas escondidas.